Bajo el lema “El camino a 2030: erradicar la pobreza y lograr un consumo y producción sostenibles”, se celebra hoy el Día Internacional de la Juventud.

La juventud rural, y en especial, la juventud agricultora, desempeñ;a un papel fundamental en la lucha contra la pobreza, por tanto, asegurar el relevo generacional en el campo, que mantenga una agricultura con agricultores y agricultoras es clave. En esta ocasión, el Día Internacional de la Juventud está orientado hacia el papel de la juventud para garantizar la erradicación de la pobreza y lograr el desarrollo sostenible a través del consumo y la producción sostenibles.

La juventud rural es un actor estratégico para mantener la agricultura familiar y contribuir así a la erradicación de la pobreza.

Por ello, la iniciativa AIAF+10 trabaja en el diseño e implementación de políticas agrarias, económicas y sociales que atiendan de forma específica las necesidades de la juventud rural. Estas políticas de apoyo al colectivo deben facilitar el acceso de la juventud agricultora a los medios de producción (tierras, agua, créditos, mercados, tecnologías adecuadas, entre otros) y mejorar sus condiciones de vida, convirtiendo así a la Agricultura Familiar en una profesión atractiva para ella evitando, al mismo tiempo, la emigración del campo a las ciudades.

El AIAF+10, que sigue trabajando por el impulso a la Agricultura Familiar tras el Año Internacional de la Agricultura Familiar 2014, prioriza, además del rol de la juventud, el rol de las mujeres agricultoras. En este sentido, cabe destacar que las mujeres jóvenes se enfrentan a mayores dificultades que los hombres en las zonas rurales, por lo que para reducir esta brecha de género hay que atender específicamente la problemática a fin de garantizar su acceso a los servicios generados por las políticas de desarrollo rural.

El campo se queda sin jóvenes

Es indiscutible la urgencia de tratar la situación de la juventud y el relevo generacional en el sector de la agricultura y las actividades relacionadas como la pesca, la ganadería, el pastoreo o la acuicultura. La mitad de los agricultores y agricultoras de Estados Unidos tienen más de 55 años mientras que la edad media en los países de África del sur del Sahara es de 60 años, según el Fondo Internacional del Desarrollo Agrícola (FIDA).

La juventud rural es la más propensa a migrar en respuesta a la falta de empleo bien remunerado y oportunidades de crecimiento profesional y personal. Por ello, la juventud deja las zonas rurales hacia zonas urbanas en busca de empleo en sectores distintos a la agricultura (Ginsburg et al, 2014; Awumbila et al, 2015). En las zonas rurales, las mujeres y los hombres jóvenes no tienen suficiente acceso a una educación de calidad y oportunidades de sustento decente. Por el contrario, el sector informal urbano en expansión se convierte en atractivo para un gran número de jóvenes rurales (Deshingkar y Grimm, 2005).

Segú;n la FAO, la juventud rural en África subsahariana y el norte de África son particularmente desfavorecidas. Las relativamente bajas tasas oficiales de desempleo juvenil en Africa subsahariana esconden el gran número de empleos informales de baja calidad, mientras que en el norte de Africa se encuentran las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo.

Está claro que la juventud rural representa un potencial productivo fundamental para el desarrollo económico y social de las comunidades rurales y, por extensió de la sociedad a la que pertenecen.

En el Día Internacional de la Juventud 2016, hacemos hincapié en la necesidad de apoyar el relevo generacional en el campo, para garantizar una zona rural viva, con agricultores y agricultoras.

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